Un lunes vibrante, Raúl Ximénez, poeta panóptico y guardián de las energías de Morphosland Granada, dio inicio a una reunión online cargada de propósito. Las cinco personas-chakra, conectadas desde diversos puntos, se sumergieron en el plano digital del Chakra Raíz 1.0, una energía primordial que enfrenta la tendencia de la máscara del rechazo.
Raúl, con su característica serenidad y precisión, situó al grupo en el Cuadrante #3 del Disco Panóptico Digital. Allí, el eco de la Tercera Ley del Espejo comenzó a resonar: “Lo que rechazo en el otro, es una manifestación de mi propia desconexión interna.” Este espacio, dominado por el Yang emisor, invitaba a los participantes a enfrentarse con sus reflejos más profundos.
De las cinco personas-chakra, dos sintieron un llamado diferente. Deseaban trascender el simple rechazo y aventurarse en la sanación de heridas específicas. Guiados por este impulso, Raúl los reubicó en el Cuadrante #1, donde la Primera Ley del Espejo tomó protagonismo: “Todo lo que admiro o critico en otro, vive en mí.” Este movimiento diagonal entre cuadrantes exigía una transformación interna, una ruptura de patrones viejos hacia nuevas posibilidades.
Para activar este cambio, los participantes apelaron a las energías bioquímicas de su propio ser. La adrenalina fluyó al enfocarse en el encuadre_2: "Conocimiento", iluminando el camino hacia la introspección consciente. Por otro lado, la serotonina marcaba el encuadre_1: "Desconocimiento", una energía de apertura hacia lo desconocido y liberador.
Bajo la guía de Raúl, las personas-chakra comenzaron a definir sus centros analógicos, explorando la interrelación entre los sistemas aferentes y eferentes de su conexión digital. Al integrar estas dinámicas energéticas con la máscara del rechazo, los participantes establecieron un puente entre su experiencia individual y la colectividad digital de Morphosland Granada.
Mientras la reunión avanzaba, el grupo dejó atrás su resistencia inicial. La Cuarta Ley del Espejo se entrelazó con la Primera, creando un flujo de sanación y autoexploración. Raúl cerró la sesión con una reflexión que reverberó en sus corazones: “Cada rechazo refleja una oportunidad. Al reconocer lo que rechazamos, creamos el espacio para la conexión.”
El lunes culminó con un grupo revitalizado, dispuesto a explorar las profundidades de sus heridas y máscaras. Morphosland Granada, una vez más, se erigió como un espacio de transformación y conexión, donde las energías del presente forjan los caminos del futuro.
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