El jueves amaneció con un suave destello dorado en Granada, iluminando los caminos que llevaban a Morphosland, ese espacio panóptico donde las almas buscaban reconstruir fragmentos de sí mismas. En el centro vibrante del recinto, los participantes se reunieron bajo la cúpula luminosa, donde las energías del cuadrante #2, del disco panóptico, comenzaban a entrelazarse con el propósito de sanar la herida de traición.
El poeta y creador del método panóptico Raúl Ximénez abrió la sesión con su característico magnetismo. “Hoy,” comenzó, “nos adentraremos en el efecto espejo, en esa danza entre armonía y perfección que revela lo que nos afecta y nos enseña que el juicio externo no es más que un reflejo de nuestra propia sombra.”
En el cuadrante #2, las energías yin y yang del encuadre_3 (etiqueta "armonía") y encuadre_4 (etiqueta "perfección") trazaron un contraste que pulsaba al ritmo de las hormonas entre dopaminas y estrógenos. En el centro de la sala, un espejo fractal se erigía como protagonista, mostrando no solo imágenes, sino verdades escondidas en los gestos y críticas recibidas.
Los participantes se acercaron al espejo, cada uno enfrentándose a las proyecciones de aquello que les afectaba. En cada mirada, se revelaba el eco de una traición pasada, no como una sentencia, sino como una oportunidad para comprender y trascender. Raúl los guió con palabras poéticas: “Si aquello que critican te duele, el dolor ya habita dentro de ti. Y si el espejo te muestra sombras, es porque estas esconden luces esperando ser descubiertas.”
La atmósfera se impregnó de activación energética. Las dopaminas y los estrógenos despertaron una acción vibrante, mientras los corazones comenzaban a palpitar con el ritmo de armonía y perfección entrelazadas. La sanación no era un proceso lineal; oscilaba como el reflejo en el espejo, un balance entre aceptación y transformación.
Raúl recitó un poema que resonó profundamente entre los asistentes:
En el reflejo del cristal, hallamos
ecos de traiciones pasadas.
Pero entre la armonía y la perfección,
la sombra se desvanece.
Hoy, el chakra corazón late con un pulso renovado,
liberando aquello que la herida encerró.
Al finalizar, cada participante dejó el espacio con una energía renovada. El cuadrante #2, con su enfoque en el efecto espejo, se había convertido en un puente hacia la sanación. Morphosland Granada no era solo un lugar; era un viaje hacia el interior, hacia el reconocimiento de que todo juicio, crítica o herida que afecta, encuentra raíz en nuestra propia esencia.
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