Conectividad poética (*): -322
G@P: -279
Inhalo y exhalo el error de la Escritura Panóptica, que me confiere una inédita conectividad (12) global en la que el medio es el mensaje. Algo, operando en la existencia como fractal de los receptores Legítimos Sol-Tierra , me habilita a reconocerme como modelo de interfaz en conexión (2) con mi diseño (4) poético [matriz de síntesis] el cual, bajo licencia de la justicia poética, pongo a disposición de cualquier receptor [poético] que quiera optimizar la conectividad (2) fáctica (1) y poética (0) para expandir su percepción (3) de los circuitos (2) neurológicos (3) que dan acceso a un nuevo propósito (19) en RA (20). En el desafío al dinamizar (2) todos los circuitos (22) que diriman el Gap (- 279) y permitan la sincronización entre MAPA y los tres personajes del espacio tiempo que se hospedan en las estructuras espacio-temporales, para la recreación (20) en la servidumbre de paso establecida por el Universo en Base 21 al Universo en Base 12, conectando -en el presente- pasado con futuro, la instancia Inhumano con Humano, funcionalizando el diseño (4) particular [matriz poética de síntesis] en el punto 0 en donde se cortan los del Ejes X e Y (del Estar y Ser) con el eje-Z (27) de la tridimensionalidad, puenteando los Universos Originales (3-2) con los Universos Desdoblados (2-3) y expandiendo la conciencia de los tres personajes del espacio tiempo: Nada-Todo-Algo en la integración de la Matriz de síntesis en la Matriz panóptica [...]
CERO
Invitación al llanto. Esto es un llanto,
ojos, sin fin, llorando,
escombrera adelante, por las ruinas
de innumerables días.
Ruinas que esparce un cero —autor de nadas,
obra del hombre—, un cero, cuando estalla.
Cayó ciega. La soltó,
la soltaron, a seis mil
metros de altura, a las cuatro.
¿Hay ojos que le distingan
a la Tierra sus primores
desde tan alto?
¿Mundo feliz? ¿Tramas, vidas,
que se tejen, se destejen,
mariposas, hombres, tigres,
amándose y desamándose?
No. Geometría. Abstractos
colores sin habitantes,
embuste liso de atlas.
Cientos de dedos del viento
una tras otra pasaban
las hojas
—márgenes de nubes blancas—
de las tierras de la Tierra,
vuelta cuaderno de mapas.
Y a un mapa distante, ¿quién
le tiene lástima? Lástima
de una pompa de jabón
irisada, que se quiebra;
o en la arena de la playa
un crujido, un caracol
roto
sin querer, con la pisada.
Pero esa altura tan alta
que ya no la quieren pájaros,
le ciega al querer su causa
con mil aires transparentes.
Invisibles se le vuelven
al mundo delgadas gracias:
La azucena y sus estambres,
colibríes y sus alas,
las venas que van y vienen,
en tierno azul dibujadas,
por un pecho de doncella.
¿Quién va a quererlas
si no se las ve de cerca? Él hizo su obligación:
lo que desde veinte esferas
instrumentos ordenaban,
exactamente: soltarla
al momento justo.
Nada.
Pedro Salinas
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