La creación (10) está siendo administrada por el receptor legítimo Tierra (1), en la recreación (20) del vínculo entre la antena terminal (1) y el Andrógino interdimensional (8), para su total integración. La creación (10) se manifiesta en el plano físico y biológico (1), cuando me dejo de informar por el negativo que me brinda la frecuencia del día y me abro a percibir la lógica de la pregunta cuya respuesta es captada por el broche de mi realidad o contexto (11) mediante la anticipación que confiere los universos originales a los universos desdoblados. El fractal Tierra se configura el Qubit (2) como unidad mínima de información cuántica en la que vive la dualidad de "onda y partícula" cuyo estado fáctico (1) dinamizado por el denotador - anclado en el pasado- se relativiza en el pixel y su estado utópico (0) en el que se impone la "ley de la justicia poética" queda contenido en el connotador - proyectado en el futuro- que por defecto se identifica con el neuropixel en el cual se abren un sinfín de posibilidades inmateriales (0) mediante el vehículo abstracto (0) con el que podemos explorar los planos intangibles auxiliándonos en la componente imaginaria (ing-0) a la que el todo receptor (1) puede vincularse a partir de una "derivación" al Original instruida por la Lógica Global Convergente [LGC]. El broche de la percepción integrado el observador abstracto (0) en conexión directa con el Inhumano y el Universo 21 reverbera subliminalmente: "Denotadores... Connotadores. Necesito de este círculo íntimo e incompleto, de su complicidad y circunscripción".
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