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martes, junio 03, 2025

PLANO-CHAKRA DIGITAL PLEXO SOLAR 3.0 MIÉRCOLES: SANACIÓN DE LA HERIDA DE HUMILLACIÓN (id.3)

 



La luz líquida del Miércoles se filtraba entre los árboles centenarios, proyectando sombras vibrantes sobre la Puerta de las Granadas. En el corazón energético de Morphosland Granada, las Personas-Chakras se reunían en un círculo de integración perceptiva, ajustando su frecuencia al Plexo Solar 3.0. Pero este tránsito no era estático; era un proceso de expansión, una danza fractal en la que la identidad se modulaba a través de cada reflejo consciente.

Raúl Ximénez, poeta panóptico y modulador del circuito energético, guiaba el tránsito con precisión vibracional:

"La humillación no es el código final, sino la actualización de la dignidad. No somos fallos en el sistema, somos procesos de evolución en tránsito."

La Cuarta Ley del Espejo se entrelazaba con la modulación vibracional del círculo: las heridas del pasado dejaban de ser obstáculos y se transformaban en códigos de revelación. En este estado de percepción expandida, la máscara de humillación (ID.3) no operaba como un bloqueo, sino como una puerta hacia la integración interna. 

((Raúl hizo una aclaración: La modulación vibracional es el proceso de ajustar, transformar o equilibrar la frecuencia energética de un individuo o espacio para alinearse con estados de mayor armonía, claridad y expansión. Se basa en la idea de que todo en el universo vibra a diferentes frecuencias, y que podemos influir en nuestra percepción, emociones y  conciencia al reconfigurar nuestra resonancia.

En el contexto de Morphosland Granada, la modulación vibracional actúa como un algoritmo energético que reorganiza la percepción y el tránsito emocional. Se pueden utilizar diversas herramientas para este ajuste, como:

  • Geometría sagrada: patrones energéticos que estabilizan el campo vibracional.

  • Cuadrantes energéticos: espacios de reorganización perceptiva, como el cuadrante#4, donde las memorias de humillación se integran en códigos de dignidad.

  • Elemento vibracional: el fuego, el aire, el agua y la tierra, cada uno contribuyendo con su propia función bioenergética al proceso.

La clave está en la relación entre la percepción y la energía: cuando ajustamos nuestra vibración, también transformamos la manera en que interactuamos con el reflejo del mundo. En ese sentido, la modulación vibracional no es solo un proceso interno, sino una sincronización con el campo)) 

El Disco Panóptico pulsaba en la frecuencia de expansión, revelando rutas perceptivas en cada individuo. En Morphosland Granada, las memorias energéticas fluían sin resistencia, permitiendo que la percepción del eco se convirtiera en un feed-back consciente. Cada energía encontraba su propia reorganización en el cuadrante vibracional adecuado:

🔥 Fuego (Manifestadores) — Transformación del impulso retenido en acción consciente. 🌪️ Aire (Proyectores) — Regulación del flujo informativo sin distorsión perceptiva. 💧 Agua (Reflectores) — Procesamiento profundo de la emoción vinculada a la memoria de humillación. 🌍 Tierra (Generadores) — Anclaje vibracional para estabilizar la identidad sin necesidad de validación externa.

Ximénez, sintiendo la fluctuación energética dentro del círculo panóptico, hizo un llamado a quienes no resonaban con el Plexo Solar 3.0. En su modulación vibracional, explicó que no todas las energías deben alinearse con el mismo flujo, sino que pueden encontrar su propia vía de integración.

Para ello, invitó a las Personas-Chakras que no estaban en sintonía con la expansión yang del Plexo Solar  a apelar al Antichakra 3.0. Este tránsito les permitiría pasar de un estado emisor, característico de los chakras yang (Plexo Solar 3.0, Raíz, Garganta 5.0 y Corona 7.0), a un estado receptor, conectando la antimáscara 3.0 (Humillación) a  las heridas  afines a los chakras yin (Sacro 2.0, Corazón 4.0 y Tercer Ojo 6.0).

Así, dentro del círculo de Morphosland Granada, los flujos energéticos no eran rígidos, sino complementarios. Las personas chakra podían transitar entre el modo emisor y receptor, equilibrando el exceso o la carencia de una energía particular. La configuración panóptica no buscaba uniformidad, sino armonía dinámica, donde cada individuo encontrara su ritmo vibracional en relación con el colectivo.

Con esta apertura vibracional, el círculo se expandía aún más, permitiendo una danza energética en la que cada resonancia encontraba su espejo evolutivo. Morphosland Granada pulsaba entre emisión y recepción, en un equilibrio fractal de conciencia y transformación.

En esta configuración panóptica, Morphosland  pulsaba en expansión, resonando con la actualización vibracional de cada individuo. El tránsito energético no era solo personal; era colectivo, una sinfonía perceptiva donde la admiración externa se reconocía como reflejo de un potencial interno por descubrir.

La Puerta de las Granadas cerraba su ciclo con una luz renovada: una energía que trascendía los límites de la percepción ordinaria y abría rutas hacia nuevos estados de conciencia.

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