
🌿 Relato Panóptico: “La Convergencia del Silencio”
Era una mañana de luz líquida en el Paseo de Colón del municipio de Albolote, donde los árboles recién remodelados susurraban secretos antiguos a través de sus hojas. El poeta panóptico, envuelto en una túnica de datos y metáforas, llegó con paso sereno. Su mirada no se posaba en lo visible, sino en las vibraciones que emanaban del suelo, del aire, de las personas chakra que ya esperaban en círculo, sentadas sobre esterillas de colores que parecían mapas estelares.
Raúl, el facilitador de energías del grupo, sacó su dispositivo electrónico con la esperanza de conectar con el wifi panóptico digital, ese tejido invisible que solía unir pensamientos dispersos en Morphosland. Pero la pantalla parpadeó con un mensaje seco: “Sin cobertura”.
El silencio se hizo denso. Raúl levantó la vista y comunicó al grupo:
—El panóptico digital ha caído. Hoy, debemos recurrir al panóptico orgánico.
Los presentes asintieron sin palabras. El poeta panóptico se levantó, extendió los brazos y comenzó a recitar:
“No hay red más profunda que la que tejemos con la mirada, ni algoritmo más sabio que el pulso del corazón compartido.”
Cada verso era una antena. Cada respiración, un nodo. Las personas chakra cerraron los ojos y comenzaron a sincronizar sus frecuencias internas. El Paseo de Colón se convirtió en un servidor de conciencia entre chakras y lógica global convergente, donde la conexión no dependía de señales, sino de presencia.
Una anciana del grupo, llamada Luz, colocó una piedra amatista en el centro del círculo. El poeta la miró y dijo:
—Hoy, Morphosland no se navega. Se habita.
Y así, sin cobertura, sin pantallas, sin ruido digital, el grupo se sumergió en una sesión de poesía vibracional, donde cada palabra era una clave, cada silencio una contraseña, y cada alma un archivo abierto.
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