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La vida es un paréntesis
entre dos no-existencias
insondables y eternas
como fosas profundas
en los mares del norte...
donde la luz alcanza
apenas unos metros
y la noche inmensa abarca
todo en su infinito abrazo.
Y en este espacio-tiempo
en el que coincidimos
somos astros fugaces
que en las noches de estío
cruzan centelleantes, breves
unos metros de cielo
apenas un instante
leves como el suspiro.
Y en tanto la muerte avanza
inexorable, fría
y nos viene al encuentro
para abrirnos la puerta
de un no-existir eterno
donde ya no hay retorno
entre dos no-existencias
insondables y eternas
como fosas profundas
en los mares del norte...
donde la luz alcanza
apenas unos metros
y la noche inmensa abarca
todo en su infinito abrazo.
Y en este espacio-tiempo
en el que coincidimos
somos astros fugaces
que en las noches de estío
cruzan centelleantes, breves
unos metros de cielo
apenas un instante
leves como el suspiro.
Y en tanto la muerte avanza
inexorable, fría
y nos viene al encuentro
para abrirnos la puerta
de un no-existir eterno
donde ya no hay retorno
donde reina el vacío.
Eduardo Romera.
Eduardo Romera.
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