(...) la incomunicación- impregnada de cláusulas concesivas- me asfixia, me devora... Necesito de ese círculo íntimo [emisor-receptor], de su complicidad y circunscripción. Por eso sigo, casi por inercia, anestesiándome con un ritmo estertor: vacío de cópula, de metáfora, de coordenada; inmerso en el parpadeo hipnótico de signos y meditaciones o en la impune cadencia que imprime el desvarío...
[Fue Francesco Petrarca quien dijo que nada tan ligero como la pluma de escribir era capaz de conmover con tanta intensidad a nuestro espíritu]. A instancia de una escritura digital y pixelada- habría que acotar o, cuando menos, redefinir este límite psicofísico cotejándolo con la escala más átona del silencio.
4 comentarios:
Aquí un cómplice receptor de tu escritura digital.
;-)
Tiempos frescos traen tras de sí nuevos estilos; la purga avara y añeja aprieta con rudeza, no para dañar precisamente, sino para evitar que la olviden con tanta redefinición de formas. La comunicación ahora no es tan diferente, sino más bien variada. Seguimos recibiendo tus palabras gracias a esta nueva dimensión espacial. Nos contentamos por ello.
Bueno, si te das cuenta estos medios tecnológicos no varían un ápice lo que escribimos, lo que difiere es la instantaneidad.
Por cierto este post de función de estado beta es muy afín al poema tuyo:Insepultos.
Un saludo
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