[[...nunca he dicho, como he leído en algunos foros de internet, que yo fuera el primer creador que utiliza la teoría de las catástrofes como pretexto poético. El primero en acometer un codificación estética de la TC fue Salvador Dalí. No en vano, en mi pc, tengo de salvapantallas esa fotografía de Dalí - ya anciano- posando junto al que será su último cuadro - curiosamente una evocación de la catástrofe con perfil de cola de golondrina. Sin embargo, no tuve a Dalí como una influencia determinante a la hora de trazar las directrices de mi poética ya que desconocía, hasta hace poco, la faceta catastrófica de Dalí, razón por la que no deja de sorprenderme la analogía que se da entre su enfoque de las catástrofes y el mío: lo que más destacaría, al respecto, sería lo coincidente entre su tratado de escritura catastrofeiforme y la tarea que llevo a cabo hace algún tiempo que no es otra que la copia burda y espontánea de graffitis atendiendo exclusivamente a un criterio catastrófico. Por otro lado, la diferencia , entre ambos, estriba que para Dalí el fenómeno de las "catástrofes" supone el epílogo de su obra mientras que para mí determina el punto de partida, eso sí, fiel a su idea de que el uso más elevado de laTC debe ir ligado a un finalidad estética. Yo iría aún más lejos al vislumbrar en el porvenir de la TC un advenimiento de una utopía tecno-humanística en clave poética, pero por ahora me conformo con apelar a ese fin estético que Dalí reclama para la TC, ya se sabe que para ver más lejos que un gigante, primero hay que subirse sobre sus hombros. Volviendo a lo de las referencias, directas no he tenido, salvo la de Paul Valéry quien por circunstancias cronológicas le fue imposible conocer la teoría de las catástrofes y, por tanto, sus posibles extrapolaciones ¡lástima! no sólo hubiera ampliado, más si cabe, su horizonte poético, sino que también habría colmado las expectativas de su frustrada teoría del instrumento. Así y todo, Valéry influyó decisivamente en mi proyecto poético, seguir su ejemplo de dar prioridad al estudio de las matemáticas en detrimento de la literatura indujo que de manera autodidacta alcanzara un nivel más o menos aceptable en topología, teniendo en cuenta que mi formación académica se circunscribía a las letras. Se puede decir que la poesía de Valéry me condujo a René Thom- así queda patente en uno de mis primeros cuadernos de notas, en ellos se puede ver cómo con frecuencia intercalo estrofas de "El cementerio marino" con diversos constructos topológicos. Más tarde la matemática de éste me hizo retornar a la obra de Valéry, pero a la ensayística. Sí un nuevo estatus que se no sólo tiene su matriz de "implicaciones" no sólo en la forma de " leer", también en la manera de "escribir". Respecto a mis referencias indirectas, la mayoría son creadores plásticos: Da Vinci, Escher, Miró, Arp, Duchamp, Giger, Agam, Ernst, Picabia, Klee, Le Corbusier, Oteiza, Chillida -con quien me pasó igual que con Dalí, que años después de indagar en su trabajo supe que alguna de sus últimas esculturas estaban inspiradas en la teoría de las catástrofes ; también poetas como Michaux, Apollinaire, Huidobro, René Char, Eluard, Lorca o San Juan de la Cruz. Además de autores que, aun siendo maestros en sus respectivas disciplinas, no dejan de ser poetas: Llull, Pascal, Descartes, Whitehead, Heisenberg, Bohr, Puig Adam, Torroja. Sí, todavía conservo en mi biblioteca particular un número considerable de libros científico- técnicos, una lista que podría ser aún mayor si no fuera porque en una de mis crisis me deshice de buena parte de ellos. Hoy creo que de repetirse un arrebato así, no serían precisamente esa clase de tratados los que terminarían en el contenedor de la basura ]]