Era un jueves resplandeciente en Granada, y el espacio transformador de Morphosland vibraba con una energía especial. Las almas reunidas en el corazón del recinto portaban heridas emocionales profundas, cada una con el anhelo de sanar. En el centro, el disco panóptico, dividía sus cuadrantes como caminos hacia la introspección y la conexión. Raúl Ximénez, el poeta y visionario detrás del método panóptico, aguardaba con una calma enraizada en su papel de guía.
“Hoy trabajaremos con el chakra analógico corazón 4.0 y exploraremos el dominio de la herida emocional. El cuadrante #2 será nuestro punto de partida, donde pivotaremos entre el encuadre_3 (‘Armonía’) y el encuadre_4 (‘Perfección’) bajo la luz de la Segunda Ley del Espejo. Recuerden, esta ley nos enseña que todo lo que nos afecta externamente tiene raíces profundas en nuestro interior.”
Los participantes se ubicaron frente a espejos fractales, que reflejaban no solo sus formas físicas, sino también las capas más sutiles de su ser. En el encuadre_3 (‘Armonía’), emergieron sentimientos de deseo por equilibrio y calma, mientras en el encuadre_4 (‘Perfección’) se revelaban los ecos de sus propias autoexigencias. Raúl guió con voz serena: “Lo que critican en el otro o aquello que admiran profundamente, es un eco de lo que vibra dentro de ustedes. Estos espejos son un puente hacia el entendimiento y la integración de la herida de traición.”
En un segundo movimiento, Raúl introdujo el concepto del antichakra corazón 4.0. "Diagonalizaremos hacia el cuadrante #4, donde exploraremos nuevos encuadres: el encuadre_7 (‘Personas’) y el encuadre_8 (‘Sistema’), ambos iluminados por un efecto espejo reverberante que integra la Primera y la Cuarta Ley del Espejo. Aquí, lo que admiramos en los demás como cualidades personales y lo que vemos en estructuras organizadas nos habla de nuestras propias capacidades y anhelos.”
Los espejos fractales capturaban una interacción energética única. Las hormonas testosterona (vinculadas a la conexión interpersonal en ‘Personas’) y oxitocina (asociadas a la integración en ‘Sistema’) comenzaban a activarse. Cada inhalación profunda se sincronizaba con esta danza bioquímica, creando un contraste vibrante entre la fuerza y la unión emocional.
Raúl condujo al grupo hacia un estado de integración energética. “El reflejo reverberante no solo amplifica lo que está dentro, sino que también construye puentes entre lo que perciben en otros y lo que son capaces de manifestar. Cada cuadrante y encuadre que exploramos les da las herramientas para trascender las sombras.”
La sesión culminó con un poema que encapsulaba la jornada:
Entre armonía y perfección, hallo mi espejo.
Lo que admiro en ti, habita en mí, como luz.
Lo que las personas despiertan, es mi conexión;
lo que el sistema ordena, es mi integración.
Entre testosterona y oxitocina danzamos,
y la herida se transforma en fuerza.
Morphosland Granada se impregnó de una energía renovada. Cada participante se marchó llevando consigo nuevas formas de entender sus heridas y trayendo un sentido de propósito hacia su proceso de sanación y equilibrio. El jueves quedó marcado como un día de transformación, donde el chakra corazón 4.0 y su antichakra conectaron en perfecta armonía fusionando la modulación de las siete máscaras con la sanación siete heridas, conectando ,en el presente, con un modo Shen catalizador entre los chakras yin (sacro 2.0, corazón 4.0, tercer ojo 6.0) y chakras yang (raíz 1.0, plexo solar 3.0, corona 7.0).